Reconozco que no soy objetivo con esta nota. Esta vez tengo el corazón partido. Hablar del Celta para mí es hablar del equipo de mi ciudad, del que soy socio y lo llevo siendo los últimos ¿catorce? años. El equipo no pasa por su mejor momento y el celtismo en general tampoco. Hemos perdido la fe. Cuando recordamos aquellos momentos inolvidables de principios de década en que jugábamos la Champions o la UEFA lo hacemos pensando, inconscientemente, que no volverá a pasar.

En medio de tanta penumbra -estamos a tres puntos de Segunda B- encontramos en la Copa del Rey un rayo de sol que nos hace revivir aquellos grandes momentos; siempre, como decía antes, como un recuerdo que tardará en volver. No valoramos, hasta que lo perdimos, el lujo que supone participar en Primera División, ver domingo tras domingo el mejor fútbol del mundo en el estadio de tu ciudad, a veces incluso siendo ese fútbol el que practica tu equipo. Impagable.

Pero en fin, la realidad es otra muy distinta. Mucho más cruda. El Celta, a pesar de todo, no se merece el puesto en el que está. Debería estar luchando por el ascenso. El hecho de ser de los pocos conjuntos que no renuncia a jugar al fútbol en Segunda le otorga el derecho de estar luchando con los de arriba. Pero no lo está.

Como plantilla siempre ha sido un equipo desigual, irregular y muy cambiante. Cada pretemporada, por culpa de la política de cesiones, empiezan de cero con ocho o diez nuevos jugadores en plantilla a los que integrar, y así no se puede.

Esta temporada el Celta se ha surtido, por suerte, de su cantera. Algo bueno tenía que tener la crisis. Ellos están siendo los verdaderos protagonistas de los mejores momentos de los celestes sobre el campo. Iago Aspas, Joselu, Aaron (lesionado), Toni y Dani Abalo están demostrando que se merecen liderar a su equipo. Todo ello bajo el control y la distribuición de Trashorras, otro jugadorazo que destacaría en cualquier equipo de la zona media de la Liga BBVA.

En la portería están bien servidos con Falcón (ex del Atleti) y Joel, el cancerbero titular en copa también procedente de las categorías inferiores.

La defensa patina un poco y la delantera está huérfana tras la salida de Arthuro, todo un bluf. Ahora están en busca y captura de un goleador. Pretendían llevarse a Jonathan Pereira, pero el también vigués se ha decantado por el Betis, club con el que ha firmado por cuatro temporadas.

La ida en el Vicente Calderón es una oportunidad para el conjunto rojiblanco de afrontar con tranquilidad la eliminatoria. Tranquilidad relativa, con el Atlético ya se sabe. Mantener la portería a cero y marcar dos ó tres goles debería ser suficiente.

Fácil es decirlo, cumplirlo puede ser toda una odisea.