Ya ha pasado media liga, y el Atlético de Madrid ya piensa en la próxima temporada. Con esto queda todo dicho. Veintitrés puntos en diecinueve partidos. Siguiendo esta línea, en mayo lucharemos por mantener la categoría y dar las gracias.

Hoy el equipo colchonero tenía la mente en otro sitio. No sé si en la Copa, en la Europa League, o en las vacaciones de verano, pero sobre el cesped no estaba. Fue un partido muy parecido al del jueves, sólo que el resultado fue aún peor.

En el minuto diez de partido, el Atleti bajaba los brazos, y el Geta se hinchaba a crear ocasiones, una tras otra, hasta que encontró el hueco en un centro raso desde la línea de fondo que remató a placer en el segundo palo el canterano colchonero Manu del Moral, el mejor del partido con creces.

Alguno recordó durante los noventa minutos que Manu salió de la cantera atlética y Jurado de la merengue. Y que la comparación, al menos en el día de hoy, era odiosa.

Nadie entendió la suplencia de Ujfalusi y Tiago, los mejores frente al Celta. Más sintonía hubo en la titularidad de De Gea, que volvió a cumplir con las expectativas. Dígase por delante que para mí, en el fútbol, los delanteros y los porteros deben gozar de continuidad, de lo contrario nunca ganarán la suficiente confianza para sentirse seguros en su comienda. Decídete ya, Quique, por Asenjo o por De Gea, pero decídete. Peor sería elegir entre Abiatti y Pichu, así que no te quejes.

Visto lo visto, una pena no jugar con dos porteros y nueve, o ninguno, de campo. Ni un sólo tiro a portería con peligro en los noventa minutos. Tampoco más de tres pases seguidos en el campo rival. Tiago volvío a intentar poner cordura y bajar el balón al césped, pero nadie le hizo caso. Pronto se infectará de ese mal antifútbol que padece este equipo y, por desgracia, se esfumará la única esperanza que nos mantiene en pie. Por si acaso, que se ponga mascarilla.

La dupla del Kun y el Cacha también padece ese mal. No conectan y tampoco ven portería. Y si a ello le sumamos la impotencia de Reyes y Simao intentando poner en apuros a la zaga azulona, el resultado es el que es, catastrófico.

Poco más que objetar. A los atléticos nos toca rezar para que se confirmen las incorporaciones de Diogo y/o Rafinha, y así ver a nuestros laterales jugar el balón y no sólo dar patadones sin sentidos propios de categorías infantiles.

Ficha técnica: