Qué nadie eche las campanas al vuelo, era nuestro deber y punto. Ni siquiera hemos despertado entusiasmo sobre el césped de Balaídos. Los rojiblancos han estado bastante más serios que en la ida pero no lo suficiente como para poder sentirse orgullosos del equipo.

Por la mínima, y gracias a un error garrafal del capitán celeste Noguerol, el Atlético se acerca un poco más a su sueño de visitar, quince años más tarde, a su tan querido Neptuno.

Han sido noventa minutos de locura, de toma y daca, sin un control definido por parte de ninguno de los dos equipos. El Celta bajó un poco el listón de la ida, lo justo para darle cancha a un Atleti que también puso de su parte para abortar el plácido juego del que disfrutó el equipo vigués en el Calderón.

Salimos con todo, y aún así nos costó. Mal síntoma empañado por una victoria que significa mucho para un equipo que necesita sentirse orgullo de sí mismo y ganar confianza, mucha confianza, para conseguir, al menos, el doble de puntos de los cosechados en la primera vuelta.

Este objetivo pasa, indudablemente, por vencer al Málaga el domingo. Al mismo Málaga que nos calcó un 3-0 en la ida y que sólo ha conocido la victoria en un par de ocasiones más desde aquella.

Si Quique sale con el mismo planteamiento de ayer, acertará. Ha quedado claro en Balaídos que el centro del campo tiene dueño y señor. El dueño, Assunçao, y el señor, Tiago. Han estado exquisitos, presionando en todo momento y dejando al Celta sin espacio para hacer llegar el balón a un hambriento Trashorras y a un desesperado Aspas, al que no le llegaban los balones. Si el Celta tuviese un '9' potente otro gallo hubiese cantado.

En defensa hilamos fino, y eso se notó. Desentonó bastante Antonio López a quien Abalo -que no Ávalo- le noqueó toda la noche. Perea estuvo más serio que de costumbre, pero pudo haber protagonizado la pifia de turno si no fuera por un empujón en el mismo área cuando tenía el balón perdido. Y ahora los buenos, Ujfa y Domínguez. Están en un estado de forma fantástico y se nota, el equipo lo nota. Todavía me tiene preocupado la maldita decisión de Quique que dejó en el banquillo al checo en beneficio de Valera, algo incomprensible en los tiempos que corren.

Agüero y Forlán bien, se entendieron que no es poco. Reyes ayudó bastante, tanto arriba como abajo, parece haber superado el pequeño bache que le tuvo inédito en los últimos encuentros.

Y por último De Gea, el héroe indiscutible. Cual Casillas para el Real, el canterano está salvando a su equipo de unas cuantas goleadas. Esta vez abortó varias ofensivas celestes que se encontraron en todo momento con un porterazo bien posicionado, con confianza y con las ideas claras.

Tanto el Celta como el Atlético han salido ganando. Los gallegos saben que con un poco más de constancia pueden -y merecen- estar en Primera, ahora se centrarán en el que debe ser su objetivo número uno. Y el Atleti, ¡ay el Atleti!. Su afición se merece un título a la voz de ya. Los padres necesitan decirle a sus hijos "ves, ves, te dije que este equipo era un grande" para que los niños puedan llegar al cole, al día siguiente, y gritar sin complejos ¡Viva mi Atleti!

Ficha técnica: